Hoy atendemos a los soldados heridos. La Facultad de Ingeniería de la Universidad
de Houston y el Departamento de Estudios Hispánicos presentan esta serie sobre las
máquinas que mueven nuestra civilización, y las personas cuyo ingenio las creó.
Un elemento extraño en el Instituto Smithsoniano: Parece una
carreta del lejano oeste con su techo de lona y su forma más o menos cuadrada. Tiene
una pequeña cruz roja pintada en un lado.
Esta carreta tiene un lugar importante en la historia. Para contar su historia
primero hay que examinar las repercusiones que tuvo la Batalla de Solferino en Italia
— una batalla en la poco conocida Guerra de 1859. Después de la batalla, un joven
suizo con el nombre Henri Dunant trabajo con otros personas que allí se hallaban atendiendo
a miles de soldados heridos de Francia, Italia y Austria.
En 1862, Dunant escribió un libro sobre esa horrenda experiencia y lo utilizó para
promover la fundación de un grupo internacional para prestar auxilio en tiempos de
guerra. La gente respondió positivamente al llamado. Dos años después, el Comité Internacional
de la Cruz Roja se había formado con sede en Ginebra.
Las ambulancias eran algo bastante nuevo para esa época. Todas eran tiradas por
caballos y pertenecían y eran administradas por los distintos ejércitos. Pocos años
después de constituida la Cruz Roja, el ejército alemán comenzó a pintar el símbolo
de la Cruz Roja en sus ambulancias. Según el historiador Herbert Collins hasta época
de la Guerra Hispano–Estadounidense del 98, la Cruz Roja no contaba con sus propias
ambulancias.
Cuando los cubanos se rebelaron contra el dominio español en 1897 Clara Barton,
directora de la Cruz Roja Americana, le pidió ayuda al presidente McKinley para recaudar
dinero público para poder auxiliar a Cuba. El gobierno termino por unirse al esfuerzo,
pero sólo después de que el conflicto había crecido para convertirse en la Guerra
Hispano–Estadounidense un año más tarde.
La Cruz Roja recaudó 36.000 dólares. Barton destinó la mayor parte de ese dinero
a la construcción de once ambulancias tiradas por mulas. Cada una llevaba cuatro
camillas y un barril de agua debajo del asiento del conductor. Dos de las camillas
se podían montar como asientos. La empresa Studebaker fabricó las ambulancias poco
antes de empezar su propia fábrica de automóviles.
Seis de las once ambulancias fueron enviadas a Cuba. Allí Barton más tarde
descubrió que el ejército nunca se tomó la molestia de descargarlas. Dos de ellas
fueron utilizadas en Nueva York y una en el Campamento Militar Tomás en el estado
de Georgia. Al final solo dos de las once ambulancias fueron utilizadas. Habían
sido enviadas no a Cuba sino a Puerto Rico.
Después de la guerra, la ambulancia de Georgia le fue devuelta a Clara Barton
en Washington. Un vendedor ambulante de verduras la compró y el Instituto Smithsoniano
no la recuperó hasta 1962. Al ser restaurada, hallaron que originalmente se había pintado
de Azul de Prusia y Amarillo de Cromo.
A primera vista quizás una ambulancia tan simple como esta no parezca nada especial,
pero de pronto emerge su significado. Se reconoce en ella un destello del ingenio en
Henri Dunant después de haber visto el sufrimiento en Solferino, y el ingenio emprendedor
de Clara Barton. Esta humilde carreta representa el primer acto real de generosidad de
una organización mundial de ayuda que no le debía nada a ningún interés
nacional en particular.
Les habló Aymará Boggiano en otro episodio de las invenciones de la inventiva de John
Lienhard desde la Universidad de Houston, donde nos interesa el proceso de la mente inventiva.
(Tema musical)
Collins, H. R., Red Cross Ambulance of 1898 in the
Museum of History and Technology. Washington, DC:
Smithsonian Institution, 1965.
Referencias del traductor:
Fotografía de la ambulancia
de la Cruz Roja de Clara Barton, 1898 que se encuentra en el Instituto Smithsoniano
Historia e información sobre la
Cruz Roja Internacional.
Texto completo del libro
de Henry Dunant Recuerdo de Solferino.
La Guerra Hispano-Estadounidense.
La Cruz Roja Americana.
Una ambulancia "moderna" (vista en un libro: 1923 Wonder Book of Knowledge)
La Sede de la Cruz Roja de los Norteamericana en Washington, DC (foto de John Lienhard)
The Engines of Our Ingenuity is
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