Hoy nos enfrentamos a los molinos de viento. La Facultad de Ingeniería de la
Universidad de Houston y el Departamento de Estudios Hispánicos presentan esta
serie sobre las máquinas que mueven nuestra civilización, y las personas cuyo
ingenio las creó.
Don Quijote --el Ingenioso Hidalgo de la Mancha, el
personaje inventado por Cervantes. No vivió en el tiempo que le tocó: finales del
siglo 16. Don Quijote vivió en otro mundo: el mundo literario de la Mitológica
Caballería Andante Medieval. Por eso al comienzo de la novela exclama:
Mira allí, amigo Sancho Panza,
donde se descubren treinta o pocos más desaforados gigantes,
con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas.
Señalándole a Sancho unos molinos de viento que se esparcían por el paisaje
castellano y que no eran gigantes sino simplemente una agrupación de generadores
de energía. El uso de los molinos de viento se había extendido por Europa desde
finales del siglo 12. Esto es, dos siglos antes del mundo imaginado por don Quijote
y cuatro siglos antes de la época de Cervantes. Por muchos años, nos hemos estado
preguntando si fueron los cruzados que iban a Jerusalén los que trajeron de regreso
los molinos de viento, o si fue al revés. Hoy ya sabemos que los molinos de viento
fueron creados en el Medio Oriente. Pero alrededor de 1180 D.C., de repente, una
nueva forma de molino de viento surgió en el norte de Europa.
La primera fuente de energía en Europa antes de los molinos de viento fueron
los molinos de agua. Los molinos de viento eran producto de una compleja maquinaria.
A pesar de que estaban a merced del caprichoso viento, producían más energía que
los molinos de agua y molían grano donde no había arroyos –en la meseta castellana,
por ejemplo. Los molinos de viento producían también la energía suficiente para poder
drenar las tierras de los Países Bajos, que se encuentran situadas por debajo del
nivel del mar.
Para 1760 los molinos de viento habían llegado a un sorprendente nivel de
sofisticación. Reguladores automáticos controlaban la velocidad de rotación,
ajustaban el nivel de inclinación de las aspas para conseguir la máxima fuerza
según la velocidad del viento, y, a su vez, hacían girar las aspas de la forma
más favorable a la dirección del viento. Cuando los molinos de viento se usaban
para moler el grano, unos controladores regulaban la presión que la muela del
molino ejercía sobre el grano.
Fue también a partir de 1760 cuando Watt empezó a desarrollar --visiblemente
mejorada-- la máquina de vapor. Para finales del siglo 18 el interés de los
ingenieros ya no se encontraba en los molinos de viento sino en el otro gran
ingenio recién inventado: la máquina de vapor. Por eso podemos afirmar que
James Watt es por fin el Ingenioso Don Quijote, Vencedor de los Molinos.
Por supuesto que los molinos de viento no desaparecieron de golpe. Todavía
hoy son los proveedores de energía en lugares remotos a los que no ha llegado
la electricidad. Por ejemplo, los usamos para llenar los pozos de agua en los
que bebe el ganado de las praderas. Cuando el tren conquistó el Oeste, el
silbato de cada parada nos anunciaba la presencia
de un molino de viento que proveía de agua las sedientas calderas de la máquina de vapor.
En nuestro tiempo ha renacido un nuevo interés por la energía eólica. Los
ingenieros de hoy en día están “maquinando” un conjunto de mejoras deslumbrantes
para que el molino de viento sirva como generador de energía eléctrica. El
nuevo molino eólico es tres o cuatro veces más eficiente y mucho más poderoso
que aquel molino del siglo 18.
El molino del siglo 18 resta como una gloria olvidada. Pero ¿sabían ustedes
que la inclinación variable de las aspas de aquellos molinos del siglo 18 fue
un invento que los ingenieros aeronáuticos no redescubrieron hasta 1930?
Les habló Aymara Boggiano en otro episodio de las Invenciones de la Inventiva de John Lienhard,
en la Universidad de Houston, donde nos interesa el funcionamiento de la mente inventiva.
(Tema musical)
George, B., Reaping the Wind. American Heritage of
Invention & Technology, Vol. 8, No. 3, Winter
1993, pp. 8-14.
Kealey, E., Harvesting the Air: Windmill
Pioneers in Twelfth-Century England. Berkeley:
University of California Press, 1987, Chapter 7.
Mayr, O., The Origins of Feedback Control.
Cambridge, MA: MIT Press, 1970.
Righter, R. W., A Few Words About This Picture.
American Heritage of Invention &
Technology, Vol. 7, No. 1, Spring/Summer 1991,
pp. 28-31.
White, L., Jr., Medieval Technology and Social
Change. New York: Oxford University Press,
1966, Chapter 3.
Este episodio es una revisión notable del
Episodio 29
Para más información sobre molinos de viento y
más referencias, vea los Episodios
537,
552,
607, y
766.

From the October, 1986, Scribner's Magazine
Bosquejo artístico de un verdadero molino de la meseta
castellana de La Mancha tierra de Don Quijote
The Engines of Our Ingenuity is
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